Portrait of a lady on fire. Céline Sciamma (2019)
Antiguamente
(y no tanto) se optaba por la interrupción de embarazo recurriendo a diversas técnicas
que, de alguna u otra manera, funcionaban. Ante la presión de un embarazo no
deseado las mujeres optaban por cualquier medida de manera desesperada y
contaban con un arsenal mas o menos amplio: actividad física de gran impacto,
sostenerse de las ramas de un árbol, colocar agua a temperaturas muy altas en
la vagina o consumir algún preparado que consistiera en cornezuelo de centeno,
cimífuga, perejil, aristolochia, cantárida, hierba de San Juan, papaya, ruda,
pepinillo del diablo, eléboro, sabina rastrera, tanaceto, poleo o, incluso,
combinaciones con metales pesados como mercurio, plomo, arsénico, etcétera. A
pesar de los uso medicinales de algunas plantas, son los efectos adversos o
desconocidos (o inútiles) los que sopesan la utilidad abortiva de los
preparados ante formas modernas mas ‘efectivas’. No se discute la enorme carga física
y emocional de este tipo de situaciones en donde la empatía y la preocupación crea
lazos difíciles de romper. Tal como ocurre en ‘Portrait of a lady on fire’.
A pesar de múltiples nominaciones y galardones (mejor guión en Cannes 2019), el verdadero caos de esta película fue su salto a la cartelera comercial frenado por una inhóspita pandemia con lo cual su fulgor ha pasado casi desapercibido. Una lástima. Con cierto grado de convencionalidad uno reconoce varios parámetros de la trama, sin embargo, existe una mirada sublime alrededor de esta historia de amor que logra convencer al espectador de cierta particularidad. Tal como lo demuestra la sucesión entre el segundo y el tercer movimiento del ‘Invierno’ del Vivaldi, la historia se cuenta entre momentos en relación con lo anterior, tal como la unión entre la tranquilidad del verde y la vivacidad del rojo de la vestimenta de la pareja. Son estos contados espacios musicales (uno al compás de un desafinado clavecín, otro en una fogata y, por último, con una orquesta) las partes que encumbran la intimidad entre miradas y unos cuantos diálogos que no necesitan mas armonía que las fervientes olas del mar. El desarrollo de la complicidad en espacios sugerentes es el hilo fundamental del largometraje a través de la fotografía que retrata en tomas largas las múltiples miradas de las protagonistas. Al final, uno recuerdo algunas convenciones (como se menciono al principio del párrafo) como lo es un largo close up final con una poderosa carga emotiva que también ocurre en ‘Call me by your name’ (2018) o ‘La pasión de Juana de Arco’ (1928) lo que podría resultar gastado, pero que al final compone una pieza fundamental del cine pandémico actual.




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