Green book. Peter Farrelly (2018)


Se conoce demasiado de la sífilis. Considerada como enfermedad de transmisión sexual y provocada por la espiroqueta Treponema pallidum, tiene diversas formas de presentación: primaria, secundaria, latente y terciaria. El tratamiento es relativamente sencillo empero, sin Alexander Fleming, sería devastador. En fin, no es el objetivo hablar de la enfermedad como tal (pero podría serlo si así lo prefieren) (Mandel G, 2012). Lo que me parece más importante mencionar, haciendo referencia a las primeras palabras mencionadas en el texto, es la historia de esta enfermedad. Dejando de lado su mítico paso hacia el Viejo Mundo desde América, su ancestral cura con mercurio o aclamados personajes contagiados (aparentemente Friedrich Nietzsche, Paul Gauguin o Vincent van Gogh); alrededor de los años 30 del siglo XX, 431 hombres afroamericanos fueron inoculados o seguidos de cerca, sin darles tratamiento alguno y sin haberlo consentido, padeciendo sífilis hasta sus últimas consecuencias, para tener un mejor conocimiento de la enfermedad y observar la eficacia de la penicilina por casi treinta años. Este fue llamado el “Experimento de Tuskegee” en Estados Unidos, un caso más de abuso científico, médico y racial en contra de las normas bioéticas regentes hoy en día. Justo en ese tiempo imperaba un ambiente de hostilidad y segregación racial norteamericano que predominaba en ‘los estados del sur’. Uno de estos es Alabama, que justo contiene A Tuskegee y, aproximadamente a 200 km de ahí, se encuentra Birgminham, lugar donde finalizaba la gira musical de Don Shirley, representada en ‘Green Book’ (2018).
Green book hace referencia a una guía de viaje utilizada por afroamericanos sobre donde pueden, y deben, alojarse para evitar conflictos raciales. En esta ocasión, el director Peter Farrelly (conocido por comedias como la hilarante dumb and dumber de 1994, there’s something about Mary de 1998 o Shallow Hal de 2001), cambia un poco de dirección hacia un largometraje donde (se supone) pesará mas el drama en un ambiente de humor blanco. Tony ‘Lip’ Vallelonga es un italoamericano (muy italoamericano Viggo Mortensen) con trabajos venideros que persisten más por su carisma y/o rudeza que por su empeño. En uno de estos, es empleado como chofer para Don Shirley (Mahershala Ali), un virtuoso y estoico pianista de origen afroamericano, en una gira por el sur de los Estados Unidos, entidades donde impera un ambiente hostil contra sus congéneres. En este road trip, basado en hechos reales, la amistad, la franqueza y la crueldad serán los factores que determinarán la tortuosa relación de estos dos protagonistas.
A mi parecer (y es bastante obvio) este no se trata de filme con tintes políticos ni de denuncia (mejor ver Blackkklansman), aunque así trate de demostrarlo. Es mas un intento de exaltar la amistad inherente del ser humano y adoptar un sutil cambio permanente encaminado a la tolerancia (sin menospreciar al largometraje por sus menciones raciales) que incluso puede mostrar condescendencia o indulgencia hasta lo trillado (véase la escena con un plano contrapicado hacia la soledad que encierra el balcón de Don Shirley, la redención y catarsis en una escena bajo la lluvia -cliché- o la entrada triunfal final y esperada mientras se estrena ‘Lawrence de Arabia’). Afortunadamente, Mahershala Ali está ahí para sostener por la punta la pirámide invertida narrativa; el meticuloso uso de la combinación de colores primarios (amarillo, verde y azul) logran mimetizar con cada secuencia de manera concreta. El guion creado por el hijo de Vallelonga contiene el humor y la comedia evidente y atinada de Farrelly que, sin embargo, contrasta un poco con diálogos que intentan ser profundos, pero resultan intrascendentes; nada que al final un poco de Chopin y soul no traten de corregir con emotividad y beneplácito político.

La amistad surge de manera natural. Se puede tan solo compartir un café y una charla, un trago y un baile, un viaje por carretera, la guardia hospitalaria mas desafiante, un simple mensaje de texto o el momento más trágico o feliz de tu vida que solo cobrara sentido si hay con quien compartirlo. Terminaré citando:
“…sin amigos nadie desearía vivir aunque poseyera todos los demás bienes. […] Además, en la pobreza y demás infortunios se piensa que el único refugio son los amigos.” (Ética a Nicómaco, Aristóteles).
“Los amigos son la familia que uno escoge”.


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