Climax. Gaspar Noé (2018)
‘La mente obtiene su percepción
en función de intensidad de existencia, de profundidad de significado, de relaciones
dentro de un sistema.’ Las puertas de la percepción, Aldous Huxley.
La dietilamina del ácido
lisérgico o LSD es uno de los fármacos alucinógenos mas potentes, consumido en diferentes
formas con efectos variables (sistema serotoninérgico) y de inicio casi inmediato
(alrededor de 60 minutos) con un clímax alrededor de tres horas después y tardará ocho horas en recuperar el estado basal. Los efectos incluyen: alteración perceptual
y alucinaciones, cambios en el estado de ánimo (paranoia o depresión),
excitación o pánico (dependen del contexto y expectativas) con marcada dilatación
pupilar y aumento de la presión arterial y frecuencia cardíaca. Los efectos
visuales son los más intensos. Un ‘mal viaje’ consiste en una ansiedad grave o
depresión intensa. No hay casos letales por su consumo, pero si atribuciones de
suicidio y accidentes letales. Se suele relacionar con el desarrollo de
trastornos psicóticos y no produce síndrome de abstinencia. Con este preámbulo,
entremos de lleno a la más reciente entrega del director argentino Gaspar Noé:
CLIMAX.
‘Suicide Mode’Emploi’, ‘De
l'inconvénient d'être né’, ‘De profundis’, Osvaldo Lamborghini, ‘Frisson de
bonheur’, ‘Base-moi’ de Virginia Despentes, ‘La lucha contra el demonio’ de Stefan
Sweig, ‘Historia del ojo’ de Georges Bataille, Fritz Lang, ‘Taxi driver’, ‘Le
droit du plus fort’ y ‘Querelle’, ‘La mama et la putain’ de Jean Eustache, ‘Possession’
de 1981, ‘Saló o le 120 giornate di Sodoma’, ‘Un chien andalou’, ‘The
inauguration of the pleasure dome’, ‘Harakiri’, ‘Suspiria’, ‘Zombie’, ‘Schizophrenia le tueur de l’ombre’
y ‘Labyrinth’ son algunos de los ejemplares que rodean la pantalla en donde se
presentan cada uno de los bailarines que, tras expresar su origen, ímpetu y
ambiciones alrededor de la danza, pasaran algunos días aislados en un lugar
inhóspito francés durante el invierno de 1996. Tras terminar el último ensayo,
se dispondrán a festejar en medio de música, alcohol y una pizca inadvertida de
LSD, con la cual sucumbirán ante sus alucinaciones, percepciones e instintos.
El ganador de la quincena de
realizadores no busca la introspección de su obra y eso lo podemos notar desde
sus evidentes influencias al principio del filme. Su intención se centra en la
experiencia audiovisual alucinante que logra atraparnos desde la primera escena
dancística al ritmo de ‘Supernature’ (obligada la reproducción de la edición original
para el filme) con el cual nuestro pie comienza a adoptar el ritmo, nuestros
ojos se cautivan con la capacidad histriónica y desarticulada de los bailarines
en plena libertad y nuestra mente se sumerge en la atmósfera rojiza postrada en
la bandera francesa. De ahí en adelante, la música y el baile sigue el nulo
hilo narrativo que solo muestra imágenes explícitas sin el afán de profundizar
en temas como el aborto, la violencia, el sexo y la sexualidad, la maternidad y
la culpa, la raza y el incesto.
El diseño de arte es vasto junto
a la fotografía con eternos y sublimes planos. Cada habitación posee un color
diferente que muestra relaciones e historias acordes a la percepción de los actores
amateurs (que se muestran con tanta naturalidad pero con superficialidad) que
contrasta con el inmenso histrionismo artístico de Sofia Boutella. Mientras que
el estilo goddardiano de los créditos pretende ser efectivo, es un recurso innecesario.
Disculparan que sea mi primer
acercamiento al mundo de Gaspar Noé pero, definitivamente logra conectar con
todas las emociones desde los primeros minutos. Obvias y obligadas
recomendaciones sabemos que son ‘Enter the Void’, ‘Irreversible’ o, incluso, ‘Love’.
Pd: Obligada su vista en pantalla
grande y sobre todo ese primer baile para la posteridad.



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