You were never really here, Lynne Ramsay (2017)
¿Quién se podría imaginar a un introvertido enamorado de un
sistema operativo convertido ahora en el mismo solitario personaje en búsqueda
de justicia por su propia, brutal y nihilista mano? Es lo que verán con Joaquin
Phoenix en You were never really here, película
de 2017 ganadora a mejor guion y mejor actor en el pasado festival de Cannes. Tras
ciertas capturas impresionantes (desde la necesidad de la sofocación como a lo
inmundo de los caramelos) refleja la misma opresión que guarda el estrés post traumático
de una vida en la milicia y acorralado por una desafortunada infancia ahora
transformado en un agente dedicado a librar niñas de la explotación sexual,
combinado con un sórdido ejemplo de la familia (explorando el complejo de Edipo
que puede llegar a recaer en una sola escena bajo el agua) en medio de la
violencia (como la que sería tal vez la escena más representativa de la
película explorada a través de cámaras de seguridad al unísono de Angel Baby), que resguarda el
desasosiego y lo atenúa limitando el hervor esencial del filme.
Compuesta de vibraciones y sonidos, con diálogos que solo
complementan la experiencia sonora creada por Jonnny Greenwood (un elogio
nuevamente hacia este compositor, y si lo dudan corran a escuchar por lo menos Nausea en su plataforma de streaming de
confianza), para lograr conectar con el otro límite de su repertorio, esta vez
en forma de música experimental.
Si bien, existen varias referencias al neo noir y podría acercarse a la genialidad de los largos, valga la
redundancia, largometrajes de Martin Scorsese, se aleja en la medida de la risible
e hilarante violencia (de manera atinada) y ,en menor grado, en la crítica
hacia la sociedad norteamericana sobajada, entre otras diferencias hacia la
gran comparación de la que se hace referencia, nos dota de un ejemplo de
vivacidad extenuante que, sin querer, busca la redención a la par de la
alegoría con la libertad en forma de
una pequeña niña rubia que pareciera que debe pasar desapercibida y no brillando como lo hizo en su momento Jodie
Foster o Natalie Portman. Logrando culminar con lo que muchos deseamos a
resumidas cuentas: un bello día. Esta vez, un bello día para Lynne Ramsay.


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